Patente de Corso

Juan González Mesa

escritor de género fantástico

El mundo de los medios de comunicación está lleno de corsarios y de gente que dispara con pólvora del rey, cuya única defensa es intentar convencer a la sociedad de que todos los demás también son corsarios. Si se señala que mienten por orden de sus patronos financieros, lloran fuera de la llorería, usando los propios medios que usan para mentir sin pudor, y vuelven a mentir diciendo que se quiere acabar con la libertad de prensa.
La libertad para venderte al mejor postor. No es que no haya ningún control democrático sobre ellos, que ese es un asunto delicado, es que no hay ningún control de calidad y veracidad sobre sus publicaciones; en niveles de vergüenza están muy por debajo del mundo de la publicidad, donde, cuando un anuncia dice una mentira o asegura algo que es imposible de demostrar, el anuncio se elimina. ¿Y a la gente le importa? A la gente le importa comprar una crema que le han dicho que tiene papaya pero que al final no tiene papaya. ¿A la gente le gustaría poder fiarse de lo que publican los medios? Entiendo que sí; creo yo que sí. El problema es que la gente se mete en discusiones políticas como si algo personal se estuviese resolviendo, y, en ese conflicto, necesitan munición para disparar. Esa munición son los titulares de la prensa corsaria. «5-0, gilipollas, El Mundo dice que Iglesias es un corrupto, ¡jojo!»
Todo es un balance de costes. Si alguien ejerce su derecho de rectificación sobre un medio, consagrado a través de ley orgánica, el medio se niega y te tienes que meter un juicio. Para cuando se resuelva el juicio, la opinión de la gente sobre ti ya está asentada, y el medio va a pagar la multa sin problema, en caso de que ganes, porque le pagan bien para mentir sobre ti. De hecho, solo ganarás el juicio si demuestras que el medio mintió a sabiendas, no que repercutió cualquier información de mierda sin contrastar de otro medio; esos no tienen ni obligación de rectificar; se salvan alegando que dejaron claro en su noticia: «Según el blog TodosmientenmenosRistoMejide…»
Cuando yo escribo en este medio, soy un pirata; lo que hago no es noticia, es opinión. Ejerzo mi libertad de expresión. Cuando alguien escribe una noticia falsa, no está ejerciendo su libertad de expresión; está lesionando el derecho a la información de la ciudadanía, porque ha establecido que su negocio es el periodismo. Y te miente. Lo que hace no es periodismo, igual que un juez prevaricando no comete un fallo, sino un delito, porque la prevaricación implica hacerlo mal a sabiendas.
El Mundo publica que Pablo Iglesias dijo que la gente como Hasél debería estar en la cárcel, y es mentira. El resto de medios repercute la noticia falsa. El vídeo manipulado de la que sale, tiene la marca de agua de la policía, un vídeo que ya no circulaba por las redes y sobre el que no tienen ningún derecho los medios. Solo puede entenderse que el vídeo ha sido filtrado por alguien dentro de la policía para obtener un efecto concreto sobre el panorama político español, para manipular con ayuda de los medios. Y Marlaska calla, no sea que la gente lo acuse de proteger su derecho a la información y de limpiar su casa de «policía patriótica». Y los medios lo dejan respirar a pesar de toda la mierda que esconde la alfombra de su ministerio, porque esa mierda es combustible para el comercio y el derecho a venderse al mejor postor.


 

 

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